Paulina Rubio, Anahí y Belinda forman parte de un selecto grupo de estrellas mexicanas que llevan puesta, con mucho orgullo, la etiqueta de "chica fresa". Paulina no es la pionera, pero sí es quizás la abanderada y una de las primeras en introducir el estilo en el mundo de la televisión azteca. Anahí y Belinda han seguido sus pasos y se han ganado a pulso el título de "chicas light".
La Pau, desde sus inicios en el grupo "Timbiriche", dejó marcado su territorio; con el paso de los años se convirtió en la "chica dorada" y no ha parado desde entonces. Sus momentos cumbres han sido los desplantes a Candela Ferro, Lili Estefan y Maribel Guardia; la anécdota del carterazo; la rabieta ante un policía de Miami por una infracción de tráfico; y la noche en que se apareció en la presentación del disco de Thalía con la finalidad de aguarle la fiesta. Sin tener una voz privilegiada, gusta y es una de los personajes más imitados por su falso acento español.
Anahí era una actriz del montón pero su papel como la caprichosa Mia Colucci en la teleserie "ReBelDe" la lanzó a la fama. El rol le cayó como anillo al dedo: era tanta la identificación con el personaje que se llegó a pensar que la ojiverde no actuaba, simplemente se mostraba como era en la vida real. La cantante y actriz ha madurado en su personalidad, pero no puede despojarse del todo de la sombra de "chica fresa" que será su eterna compañera.
Belinda es el prototipo de la chica linda, exitosa y noviera. Mete una y otra vez la pata, pero todo se le perdona por ser tan "cool" cuando pide disculpas. Ha demostrado ser una gran intérprete, sin embargo sus escándalos muchas veces han opacado su talento en los escenarios. Aunque nació en España, los mexicanos la consideran una de los suyos--tiene, sin duda, uno de los rostros más bellos de la farándula y con el potencial suficiente para dar el salro al crossover internacional.
Anahí, Paulina y Belinda empezaron desde muy temprana edad en los foros de televisión, ellas han sabido labrarse una carrera en el espectáculo y gracias a una arrolladora personalidad han conseguido que el estereotipo de la "chica fresa" funcione en provecho de su carrera profesional.